Cirugía de cabeza y cuello: ¿Qué esperar antes y después del procedimiento?

Los avances recientes en técnicas quirúrgicas han transformado significativamente el periodo postoperatorio en cirugías de cabeza y cuello, permitiendo una recuperación más rápida y mejores resultados estéticos. Actualmente, las técnicas mínimamente invasivas permiten realizar procedimientos complejos con menor daño tisular y tasas de infección reducidas.

Durante el postoperatorio inmediato, aproximadamente el 75.2% de los pacientes que se someten a cirugía microvascular requieren cuidados intensivos, con una estancia promedio de 2.5 días. Sin embargo, la implementación de protocolos de recuperación mejorada después de la cirugía ha demostrado reducir significativamente las complicaciones y el tiempo de hospitalización. La recuperación típica en el hospital suele durar entre 3 y 5 días, mientras que la rehabilitación completa puede extenderse de 3 a 6 meses, dependiendo del tipo de intervención y la respuesta individual del paciente.

En esta guía completa, se abordarán todos los aspectos esenciales que los pacientes deben conocer antes y después de someterse a una cirugía de cabeza y cuello, desde la preparación preoperatoria hasta los cuidados postoperatorios y la rehabilitación.

¿Qué es la cirugía de cabeza y cuello y cuándo se indica?

La cirugía de cabeza y cuello abarca un conjunto de procedimientos especializados dirigidos al tratamiento de diversas patologías que afectan las estructuras anatómicas de estas regiones. Esta especialidad quirúrgica se enfoca principalmente en el manejo de tumores benignos y malignos, aunque también atiende enfermedades de las glándulas salivales, trastornos tiroideos o paratiroideos y, en casos necesarios, cirugía reconstructiva facial o cervical [1].

El abordaje de estas patologías requiere frecuentemente un enfoque multidisciplinario, donde participan diversos especialistas como cirujanos plásticos, otorrinolaringólogos, cirujanos maxilofaciales, neurocirujanos, odontólogos y oncólogos, entre otros [2]. Este trabajo en equipo garantiza un tratamiento integral desde el diagnóstico hasta el periodo postoperatorio.

Tipos de intervenciones más comunes

Las intervenciones quirúrgicas en la región de cabeza y cuello varían según la estructura anatómica afectada:

En la región del cuello se realizan procedimientos como:

  • Tiroidectomía: Extirpación total o parcial de la glándula tiroides, generalmente a causa de cáncer de tiroides o bocio [1].
  • Paratiroidectomía: Remoción de una o más glándulas paratiroides hiperactivas que provocan niveles elevados de calcio en sangre [1].
  • Laringectomía: Extirpación parcial o total de la laringe debido a cáncer, pudiendo afectar la voz durante el postoperatorio [3].
  • Disección de ganglios linfáticos: Procedimiento realizado cuando existe sospecha de propagación del cáncer [4].

Para la región de la cabeza, las intervenciones más frecuentes incluyen:

  • Cirugía de senos paranasales: Tratamiento para sinusitis crónica, pólipos nasales o tumores [1].
  • Cirugía de tumores cerebrales: Realizada colaborativamente entre otorrinolaringólogos y neurocirujanos [1].
  • Reconstrucción facial: Corrección de deformidades faciales congénitas, traumáticas o post-extirpación tumoral [1].
  • Cirugía de glándulas salivales: Como la parotidectomía y submaxilectomía para tratar tumores o inflamaciones [5].

Asimismo, existen abordajes quirúrgicos específicos como la cirugía mínimamente invasiva que incluye procedimientos con láser, endoscópicos y robóticos, los cuales generalmente conducen a un postoperatorio menos doloroso y una recuperación más rápida [4].

Condiciones médicas que requieren esta cirugía

Las condiciones que requieren cirugía de cabeza y cuello son diversas, destacando:

Los tumores malignos representan una indicación frecuente, especialmente el carcinoma escamoso o epidermoide, que constituye aproximadamente el 90% de los tumores en esta región [6]. El cáncer de cabeza y cuello detectado precozmente puede tratarse exitosamente mediante cirugía o radioterapia, asociándose con una tasa de supervivencia del 80% [2].

Otras patologías que pueden requerir intervención quirúrgica incluyen:

  • Enfermedades de glándulas salivales, como inflamaciones crónicas o cálculos [5].
  • Trastornos tiroideos como hipertiroidismo o bocio [5].
  • Malformaciones congénitas o quistes en el cuello [5].
  • Tumores de la vía aérea superior y cavidad oral [7].

Es importante señalar que, además de la extirpación quirúrgica, frecuentemente se requiere cirugía reconstructiva para restaurar la función y estética de las áreas afectadas. Por otra parte, algunos pacientes necesitarán terapias complementarias como radioterapia o quimioterapia, especialmente en casos de cáncer avanzado, lo que influirá en la planificación del postoperatorio [7].

La selección del procedimiento quirúrgico apropiado depende de factores como la localización y extensión de la patología, así como del estado general del paciente, buscando siempre preservar al máximo la función de nervios, órganos y tejidos, especialmente aquellos relacionados con funciones esenciales como hablar, comer y respirar [3].

Preparación antes de la cirugía: pasos clave

La preparación adecuada antes de una cirugía de cabeza y cuello constituye un factor determinante para el éxito del procedimiento y la recuperación posterior. Un enfoque multidisciplinario coordinado resulta esencial para optimizar los resultados y minimizar posibles complicaciones durante el periodo postoperatorio.

Evaluaciones médicas previas y pruebas diagnósticas

El proceso preoperatorio comienza con una evaluación exhaustiva que incluye la revisión del historial médico del paciente y un examen físico dirigido. Dependiendo de la edad y condición del paciente, se realizarán diferentes pruebas diagnósticas para garantizar la seguridad durante la intervención.

Entre los estudios básicos que se solicitan a todos los pacientes figuran los análisis de sangre, principalmente hemograma y estudio de coagulación. Estos resultan fundamentales para evaluar posibles riesgos de anemia o sangrado durante y después de la cirugía. Para pacientes mayores de 40 años, se añaden habitualmente un electrocardiograma y una radiografía de tórax para descartar alteraciones cardíacas o respiratorias desconocidas.

En el contexto actual, es obligatorio realizar una prueba PCR para COVID-19 con 48-72 horas de antelación, independientemente del estado de vacunación del paciente. Asimismo, en casos específicos, se realizarán evaluaciones complementarias por especialistas como cardiólogos o neumólogos para optimizar la condición preoperatoria.

Recomendaciones sobre medicamentos y suplementos

La gestión adecuada de medicamentos antes de la cirugía es crucial para evitar complicaciones. Por lo general, se deben seguir estas pautas:

  • Medicamentos que deben suspenderse: Los anticoagulantes como la aspirina o warfarina deben interrumpirse al menos 5 días antes del procedimiento. Los hipoglicemiantes orales deben suspenderse el día de la cirugía.
  • Medicamentos que deben continuarse: La mayoría de los medicamentos habituales, especialmente antihipertensivos, estatinas, betabloqueadores, anticonvulsivantes y medicamentos para el Parkinson, deben mantenerse hasta el día de la intervención.

En cuanto a los suplementos nutricionales y herbales, aproximadamente el 30% de los pacientes los consumen regularmente. Sin embargo, muchos de estos preparados pueden afectar la coagulación, presión arterial o interactuar con la anestesia. Se recomienda suspender su ingesta dos semanas antes de la intervención, especialmente equinácea, efedra, ajo, ginseng, kava y valeriana.

Importancia de dejar de fumar y controlar el alcohol

El consumo de tabaco incrementa significativamente el riesgo de complicaciones postoperatorias. Los fumadores presentan mayor probabilidad de formación de coágulos sanguíneos, cicatrización lenta y mayor susceptibilidad a infecciones. Dejar de fumar al menos cuatro semanas antes de la cirugía reduce notablemente estos riesgos, mejorando hasta un 19% los resultados sanitarios por cada semana adicional sin fumar.

Por otra parte, el consumo excesivo de alcohol está presente en más del 80% de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello. Suspender el consumo al menos una semana antes del procedimiento es fundamental, pues el alcohol incrementa el riesgo de sangrado, interfiere con la efectividad de los medicamentos postoperatorios y puede provocar complicaciones severas como convulsiones, delirio e incluso la muerte si se interrumpe abruptamente.

Educación del paciente y planificación del postoperatorio

La educación prequirúrgica constituye un pilar fundamental en los protocolos de recuperación acelerada. El paciente debe recibir información clara sobre el ayuno preoperatorio, que generalmente comienza 8 horas antes de la intervención, evitando comidas copiosas los días previos.

Asimismo, debe planificarse el periodo postoperatorio inmediato, incluyendo la gestión del dolor, movilización temprana y retorno progresivo a la alimentación oral. En algunos casos, especialmente en pacientes con tumores que afectan la vía aérea o digestiva, debe considerarse anticipadamente la posible necesidad de traqueostomía o alimentación por sonda.

La designación de un cuidador que acompañe al paciente, especialmente durante las primeras 24 horas tras el alta, y la comprensión de los signos de alarma que requieren atención médica inmediata, son aspectos cruciales que deben abordarse durante esta fase preparatoria.

Cuando el cirujano y el equipo multidisciplinario lo consideren, se le propondrá un breve programa de pre-habilitación (ejercicio físico, optimización nutricional y apoyo emocional) que, demostrado en pacientes con cáncer de cabeza y cuello, mejora la capacidad funcional y reduce complicaciones después de la operación.

El día de la cirugía: qué esperar en el hospital

El momento de ingresar al hospital para una cirugía de cabeza y cuello marca el inicio de un proceso meticuloso donde cada detalle está planificado para garantizar la seguridad del paciente. La comprensión de lo que ocurrirá durante este día ayuda a reducir la ansiedad y facilita una mejor preparación para el periodo postoperatorio.

Ingreso y preparación quirúrgica

Al llegar al hospital, el personal verificará repetidamente la identidad del paciente, solicitando que diga y deletree su nombre y fecha de nacimiento. Esta rutina, aunque puede parecer repetitiva, es una medida esencial de seguridad para evitar confusiones con pacientes de nombres similares [8].

Posteriormente, se proporcionará un camisón hospitalario, bata y calcetines antideslizantes para cambiarse. Durante este momento, el paciente debe informar al personal de enfermería sobre cualquier medicamento que haya tomado después de la medianoche, incluyendo medicamentos recetados, de venta libre, parches y cremas [8].

El proceso de preparación continúa con la colocación de una vía intravenosa (IV), generalmente en el brazo o la mano. Si no se realiza en este momento, el anestesiólogo la colocará en el quirófano [8]. Esta vía será fundamental para la administración de medicamentos durante y después del procedimiento.

Tipo de anestesia y duración del procedimiento

La cirugía de cabeza y cuello requiere una estrecha colaboración entre el cirujano y el anestesiólogo, especialmente en procedimientos que involucran la vía respiratoria [9]. Durante el preoperatorio, el paciente tendrá una consulta con el anestesiólogo, quien:

  • Revisará el historial médico
  • Preguntará sobre experiencias previas con anestesia
  • Explicará el tipo de anestesia que se utilizará
  • Responderá cualquier duda relacionada [8]

Por lo general, estos procedimientos se realizan bajo anestesia general, donde el paciente permanece profundamente dormido y sin dolor [10]. La duración varía considerablemente según la complejidad del caso, pudiendo extenderse desde 2.5 horas hasta 12 horas en casos más complejos [10].

Un equipo multidisciplinario participa en la intervención, incluyendo especialistas en cirugía general, cirugía de cabeza y cuello, cirujanos laparoscópicos y anestesiólogos [11].

Rol del cuidador durante el proceso

El papel del cuidador es fundamental durante todo el proceso quirúrgico. Antes de la intervención, los proveedores de salud brindarán información detallada tanto al paciente como al cuidador sobre el procedimiento [8].

Durante la cirugía, el cuidador permanecerá en la sala de espera, donde recibirá actualizaciones sobre el progreso. En el contexto actual, la información a familiares se realiza preferiblemente de forma telemática para reducir el movimiento del personal en el hospital [12].

Después de la cirugía, el cuidador asume responsabilidades esenciales: acompañar al paciente durante su recuperación, ayudar con la movilización, aprender sobre los cuidados postoperatorios y estar atento a signos de alarma [13]. Esta figura resulta indispensable para una recuperación exitosa, especialmente durante las primeras 48 horas tras la intervención.

El postoperatorio inmediato: cuidados en las primeras 48 horas

Las primeras 48 horas después de una cirugía de cabeza y cuello constituyen un periodo crítico que determina en gran medida el éxito del procedimiento. Durante esta fase, el paciente permanece generalmente en la Unidad de Cuidados Intensivos bajo vigilancia constante para prevenir y detectar posibles complicaciones.

Control del dolor postoperatorio y sedación

El manejo eficaz del dolor es fundamental para la recuperación temprana. Los pacientes suelen recibir una combinación de analgésicos por vía intravenosa, que pueden incluir opioides y antiinflamatorios no esteroides (AINE). Estos últimos han demostrado reducir el dolor hasta las 24 horas posteriores a la cirugía.

La administración de corticoides resulta una práctica habitual tanto para controlar el dolor como para reducir el edema postoperatorio, aunque debe individualizarse según cada caso. Muchos centros implementan protocolos de analgesia multimodal que combinan diferentes medicamentos para maximizar el alivio y minimizar efectos secundarios.

Manejo de la vía aérea y traqueotomía

La permeabilidad de la vía aérea representa el objetivo clínico más importante durante el postoperatorio inmediato. En procedimientos extensos como laringuectomías totales con disección cervical, cirugías de resección tumoral y reconstrucciones con colgajos, suele realizarse una traqueotomía preventiva.

Durante las primeras 24-48 horas, es esencial:

  • Mantener el aire que respira el paciente cálido y húmedo
  • Realizar aspiraciones frecuentes para evitar obstrucciones
  • Vigilar posibles desplazamientos de la cánula

La traqueotomía constituye un método efectivo para mantener la vía aérea protegida, especialmente considerando que la intubación orotraqueal resultaría extremadamente difícil en caso de emergencia.

Monitoreo de injertos y drenajes

Los drenajes quirúrgicos tipo Jackson-Pratt son colocados para eliminar el exceso de fluidos o sangre del sitio operatorio. Su manejo adecuado previene complicaciones como hematomas, seromas e infecciones.

Debe medirse y registrarse el volumen y características del drenaje al menos dos veces al día. Normalmente, un drenaje se retira cuando la producción es inferior a 30 ml diarios. El líquido debe ser amarillo claro o rojo claro; cualquier cambio en color, olor o volumen debe reportarse inmediatamente.

En caso de reconstrucción con colgajos, el monitoreo es aún más riguroso, evaluando color, temperatura y relleno capilar, ya que aproximadamente el 50% de los colgajos sufre compromiso vascular en las primeras 4 horas.

Prevención de complicaciones como el íleo postoperatorio

Las náuseas y vómitos postoperatorios pueden comprometer la recuperación. Los protocolos ERAS (Enhanced Recovery After Surgery) incluyen medidas como fluidoterapia guiada por objetivos, evitar el sondaje nasogástrico rutinario y prevención multimodal del íleo.

Se recomienda un balance neutro de fluidos, principalmente cristaloides, manteniendo normovolemia y normotensión con un ritmo diurético de 0,5-1ml/kg/h. La hipervolemia se asocia con peores resultados y debe evitarse para prevenir el edema del injerto.

Recuperación en casa: cuidados postoperatorios y seguimiento

Una vez que el paciente regresa a su hogar, comienza una fase crucial en su recuperación después de la cirugía de cabeza y cuello. Este periodo requiere seguimiento cuidadoso de las indicaciones médicas para garantizar una óptima recuperación y prevenir complicaciones.

La rehabilitación en cabeza y cuello persigue recuperar funciones esenciales: volver a tragar con seguridad, hablar con claridad y mantener la movilidad del cuello y hombros. El trabajo conjunto de fonoaudiología y fisioterapia inicia tan pronto como el cirujano lo autorice e incluye ejercicios profilácticos de deglución, técnicas de voz, manejo de traqueostomía temporal y estiramientos para evitar rigidez o linfedema. Iniciar estas terapias de manera temprana se asocia con menor dependencia de sondas de alimentación, mejor calidad de vida y un retorno más rápido a la dieta oral.

Alimentación y nutrición durante el postoperatorio mediato

La nutrición adecuada es fundamental para la cicatrización y recuperación. Se recomienda realizar 5 o 6 comidas pequeñas diarias para evitar la sensación de plenitud y el cansancio [1]. Los alimentos líquidos y semisólidos suelen tolerarse mejor durante las primeras semanas. Según estudios, el 93% de los pacientes necesita algún tipo de nutrición artificial en el postoperatorio, siendo la nutrición enteral por sonda nasogástrica la más empleada (87%) [3].

Es aconsejable evitar alimentos calientes, condimentos picantes o ácidos que puedan irritar la zona intervenida [4]. Para aumentar el aporte energético, se recomienda añadir aceite de oliva en crudo a las comidas principales [14]. En caso de dolor al tragar, los alimentos fríos como yogur o helado pueden ayudar a calmarlo [14].

Ejercicios de movilidad y fisioterapia

Los ejercicios de rehabilitación deben iniciarse cuando el médico lo indique, generalmente después de que la incisión ha cicatrizado adecuadamente [15]. Comenzar demasiado pronto o tarde puede afectar el funcionamiento futuro del cuello y hombro [15].

Los ejercicios recomendados incluyen:

  • Estiramientos suaves del cuello en diferentes direcciones
  • Ejercicios de retracción de brazos y hombros
  • Respiración diafragmática

Estos deben realizarse dos veces al día durante aproximadamente tres meses o hasta recuperar la movilidad completa [16]. La rehabilitación física contribuye significativamente a mejorar la calidad de vida y la capacidad funcional del paciente [17].

Cuidados de la herida y signos de alarma

La herida quirúrgica requiere atención diaria. Debe lavarse suavemente con agua y jabón, secarse con toques suaves y cubrirse con una gasa limpia si así lo indicó el médico [1]. Es importante no aplicar cremas o lociones sobre la incisión sin autorización médica [2].

Debe contactarse inmediatamente con el médico si aparecen señales como fiebre superior a 38.3°C, enrojecimiento, hinchazón, secreción, dolor o sangrado en la incisión [2]. Asimismo, síntomas como dificultad para respirar, dolor torácico o cambios en la visión requieren atención urgente [2].

Apoyo emocional y adaptación a los cambios

La carga emocional asociada a cirugías de cabeza y cuello es considerable debido al valor que tiene la integridad facial en la interacción social [18]. Muchos pacientes experimentan tristeza, miedo, ansiedad o depresión durante su recuperación [19].

El apoyo psicológico resulta fundamental para ayudar al paciente a adaptarse a su nueva realidad corporal [18]. Las intervenciones psicológicas pueden incluir técnicas como identificación y corrección de distorsiones cognitivas, estrategias de manejo de ansiedad y confrontación temprana con el espejo [20]. Buscar apoyo en grupos especializados puede proporcionar un espacio seguro para compartir experiencias con personas en situaciones similares [21].

Conclusión

Las cirugías de cabeza y cuello representan procedimientos complejos que demandan una preparación minuciosa y cuidados postoperatorios específicos. Los avances en técnicas quirúrgicas, unidos a protocolos de recuperación mejorada, permiten actualmente resultados más favorables y periodos de hospitalización más cortos.

El éxito del procedimiento depende significativamente de factores como la preparación preoperatoria adecuada, el seguimiento estricto de las indicaciones médicas y el compromiso del paciente con su rehabilitación. Los cuidadores desempeñan también un papel fundamental, especialmente durante las primeras 48 horas después de la intervención.

La recuperación completa requiere paciencia y dedicación, pudiendo extenderse entre 3 y 6 meses según el tipo de cirugía realizada. Durante este periodo, resulta esencial mantener una comunicación constante con el equipo médico y prestar atención a cualquier signo de alarma que pudiera surgir.

Los pacientes que mantienen una actitud positiva, siguen las recomendaciones nutricionales y participan activamente en su rehabilitación física suelen experimentar mejores resultados. Ciertamente, el apoyo emocional y la adaptación progresiva a los cambios constituyen elementos cruciales para alcanzar una recuperación satisfactoria.

Referencias

[1] – https://centromedicoabc.com/revista-digital/cuidados-en-casa-despues-de-una-cirugia/
[2] – https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000124.htm
[3] – https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112003000500003
[4] – https://birbe.org/blog/consejos-que-comer-tras-una-cirugia-maxilofacial/
[5] – https://www.clinicauniversitariabolivariana.org.co/clinica/es/blogs/cirugias-cancer-cabeza-cuello
[6] – https://www.topdoctors.mx/diccionario-medico/cirugia-oncologica-cabeza-y-cuello/
[7] – https://www.clinicalascondes.cl/BLOG/Listado/Cirugia-Adultos/cirugia-cabeza-cuello
[8] – https://www.mskcc.org/es/cancer-care/patient-education/neck-dissection
[9] – https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?bookid=3029&sectionid=255547107
[10] – https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002980.htm
[11] – https://www.gob.mx/imss/articulos/medicos-de-la-raza-realizan-cirugia-de-minima-invasion-para-cancer-de-tiroides
[12] – https://www.elsevier.es/es-revista-acta-otorrinolaringologica-espanola-102-articulo-estrategias-practica-otorrinolaringologia-cirugia-cabeza-S0001651920300893
[13] – https://www.merckgroup.com/es-es/informes/Guia-Cuidadores-CabezayCuello.pdf
[14] – https://birbe.org/blog/consejos-de-alimentacion-post-intervencion-quirurgica/
[15] – https://www.mskcc.org/es/cancer-care/patient-education/exercises-after-your-neck-surgery
[16] – https://www.mskcc.org/es/pdf/cancer-care/patient-education/exercises-after-your-neck-surgery?mode=large
[17] – https://www.medintensiva.org/es-manejo-postoperatorio-uci-cirugia-cabeza-articulo-S0210569119301342
[18] – https://www.elsevier.es/index.php?p=revista&pRevista=pdf-simple&pii=X166592011124246X&r=305
[19] – https://www.mskcc.org/es/cancer-care/patient-education/resources-head-and-neck
[20] – https://www.elsevier.es/en-revista-gaceta-mexicana-oncologia-305-articulo-impacto-psicologico-imagen-corporal-pacientes-X166592011124246X
[21] – https://cancerblog.mayoclinic.org/2023/09/26/recuperacion-emocional-despues-del-tratamiento-del-cancer/

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